HISTORIA Y TRADICION DEL TE
"Si tienes frío, el té te calentará. Si tienes
calor, el té te refrescará. Si estás deprimido,
te animará. Si excitado, te calmará". William Gladstone,
primer ministro de la Reina Victoria de Inglaterra.
El Té es la bebida más consumida en
el mundo, tras cada taza de té se esconde una fascinante historia
que se abre paso entre la tradición cultural y social de muchos
pueblos y naciones.
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Historia
del té: el té en china
Según la leyenda china fue el emperador Shen Nung el descubridor
del té. Por razones de higiene, el emperador solamente bebía
agua hervida, algo que recomendaba a su pueblo. Cuentan que en el
año 2737 a.C., Shen Nung estaba descansando junto a un árbol
de té silvestre cuando una ligera brisa agitó las
ramas del arbusto y unas hojas cayeron dentro del agua que estaba
hirviendo para calmar su sed. Shen vio que el agua adquiría
un color extraño y, lleno de curiosidad, probó el
agua teñida gustándole el sabor. Así nació
el té. |
sComo quiera que el imperio Chino no se unificó
hasta el siglo III parece poco probable que Shen Nung llegase siquiera
a existir aunque el té ya era popular en tiempos tan lejanos.
La primera referencia escrita sobre el té se debe a un ciruujano
chino que lo recomendo para aumentar la capacidad de concentración
hacia el siglo III a.C. Hasta el siglo III a.C., la infusión
se preparaba como medicina. Creció su popularidad, su cultivo
y su consumo por todo el sur de china siguiendo el curso del río
Yang Tse Kiang.
El consumo de té como bebida de placer tuvo su eclosión
bajo la dinastía Tang (618-907), en la que se afinaron y determinaron
las épocas de recolección, el cultivo y trato de los arbustos
de té y el tratamiento de las hojas para su consumo. Tanto se
extendió la afición al té que por la época
apareció el primer tratado sobre el té, escrito por encargo
por Lu Yu (733-804), el "Cha Chang", conocido como el "Clásico
del té", en el que se relataban los orígenes y características
de la planta, el procesado de la hoja y la preparación de la
infusión, las propiedades y calidades, así como las tradiciones
que rodean su consumo.
Hasta la dinastía Ming (1368-1644 d.C.) en china solamente se
producía té verde. Hasta entonces las hojas tiernas recién
recolectadas se hervían al vapor, se machacaban y se mezclaban
con zumo de ciruela hasta obtener una pasta compacta que se introducía
en moldes y se prestaba en forma de pastillas que se horneaban hasta
secarse. Así el té podía transportarse en buen
estado a lugares remotos y mantenerse bien durante mucho tiempo. La
infusión se preparaba rascando la pastilla para luego hervir
el polvo.
A partir de la dinastía Ming se empezó a comercializar
el té en hojas sueltas, hervidas al vapor y desecadas, por lo
que en pocos meses perdía su aroma. Esto motivó el que
los cultivadores chinos desarrollasen el procesado del té y obtuviesen
dos nuevos tipos: el té negro y el té aromatizado con
flores, mediante un proceso de fermentsción de las hojas hasta
que adquirían un color rojizo y horneándolas después
para detener la fermentación.
Japón
La leyenda sobre el origen del té en japón conecta con
el budismo Zen y cuenta que un monje ascetade origen indio llamado Dharma
viajó a china en perenigración. Durante su camino pretendía
estar continuamente despierto para meditar, pero un día agotado
por el viaje se durmió en plena meditación. Al despertar,
se llenó de ira consigo mismo y se cortó los párpados
con su cuchillo para que nunca más le volviese a ocurrir. al
día siguiente en el lugar en el que había arrojado sus
párpados había un arbusto diferente a todos los demás,
cuyas hojas tenían la propiedad de ayudar a mantener a tener
los ojos abiertos. Dharma, enseñó las propiedades de las
hojas del té a sus seguidores y tras su estancia en China viajó
hasta Japón, donde llevo la planta que se introdujo en los templos
del budismo Zen de ese país.
Se cree que las primeras semillas de té, procedentes de China,
las llevó un monje budista llamado Dengyo Daishi que estuvo en
china del 803 al 805 d.C., y que ha su vuelta las plantó en las
tierras de su monasterio. Cinco años más tarde sirvió
una infusión de hojas de té al emperador Saga, que apreció
tanto la bebida que mandó cultivar el té en cinco provincias
cercanas a la capital.
Más tarde, entre los siglos IX y XI, ante el deterioro de las
relaciones entre China y Japón, el té dejó de ser
consumido en la Corte por considerarse un producto chino, quedando restringido
su uso en los monasterias budistas.
En el siglo XII, una vez mejoradas las relaciones entre ambos países,
el monje Elisai llevó a Japón más semillas procedentes
de China y la nueva costumbre china de beber té verde en polvo.
Esta costumbre es la que, con el transcurso del tiempo, ha dado lugar
a la ceremonia del té japonesa o Cha-no_yu, asociada a los rituales
del budismo Zen, que se practica en una estancia especial (casa del
té), destinada solamente a dicha ceremonia, a la que se accede
desde la vivienda por un camino, "roji", que atraviesa un
pequeño jardín.
En Europa
El conocimiento del té no se sabe a ciencia cierta cuándo
llega a Europa aunque se supone que se tenían noticias de su
existencia a través de los viajeros y misioneros en China y Japón,
así como a través del contacto con loa árabes que
lo conocían desde el siglo IX.
La primera noticia aparece en el libro titulado "Navigatione et
viaggi", publicado en venecia en 1559 por Giambattista Ramusio.
Pero son los portugueses a través del centro comercial que establecen
en la isla de Macao en 1557 los que comienzan su introducción
en Europa. Un poco más tarde son los holandeses, a partir de
1610 los que importan el té desde Japón, primero, y desde
China más tarde, distribuyendo las hojas en Holanda, Francia
y Alemania.
El primer té que llegó a Rusia fue un regalo de los chinos
al zar Alexis en 1618, iniciándose algo más tarde un intenso
tráfico de caravanas de camellos entre China y Rusia, tardando
en llegar el té de 16 a 18 meses.
En Gran Bretaña
En 1658 un comerciante de Londres llamado Thomas Garraway y propietario
de una tienda situada en Exchange Alley, en la city, publicó
en el periódico "Mercurius Politicus" el siguiente
anuncio: " La excelente bebida de china aprobada por todos los
médicos y llamada Tcha por los chinos, Tay por otras naciones,
o más conocida como Té, de venta en Sultaness Head, Café
situado en Sweetings Rents, cerca del Royal Exchange, Londres".
En 1662 se casó el rey Carlos II con la princesa portuguesa Catalina
de Braganza que era una entusiasta consumidora de té y quien
introduce la bebida entre la corte británica.
En el siglo XVIII el té se convirtió en la bebida más
popular en Gran Bretaña llegándose a consumir en 1791
un total de 6.379 toneladas.
Hasta principios del siglo XIX el té se tomaba a cualquier hora
del día, en especial a la noche, no existiendo la costumbre actual
del "afternoon tea", cuya invención se atribuye a la
duquesa de Bedford que un día por la tarde encontrándose
desfallecida pidió que le sirviesen una taza de té y un
ligero tentempié, el cual le sento tan bien que comenzó
a invitar a sus amistades por la tarde para degustar la bebida, pasteles
y sandwiches, popularizando la costumbre inglesa actual del "afternoon
tea".
Los ingleses descubrieron en el alto Assam árboles autóctonos
de té y Charles Bruce, empleado de la companía británica
de las islas occidentales estableció plantaciones que exportaron
a Gran Bretaña por primera vez en 1838. Las plantaciones se extendieron
pronto a Darjeeling, Cachar y otras regiones del norte de la India y,
a partir de 1870, a Ceylán.
Los barcos tardaban entre 12 y 15 meses en transportar los cargamentos
de té desde la India a Gran Bretaña, hasta que en 1845
empezron los transportes en unos veleros llamados Clíperes que
acortaban el viaje hasta los 4-5 meses.
Es conocido el protagonismo del té en el proceso de independencia
de Norteamérica cuando en Boston se produjeron los incidentes
denominados "Boston Tea Party", el 16 de diciembre de 1773,
en los que patriotas americanos, disfrazados de indígenas, arrojaron
la carga del barco británico Dartmouth que trataba de introducir
en el puerto de Boston un cargamento de hojas de té tras la promulgación
por el Parlamento Británico del "Acta del Té"
que concedía el derecho exclusivo de venta del producto en América
a la británica Compañia de las Indias, en detrimento de
los industriales y comerciantes locales.